En la vida, siempre se nos presentan opciones. No hay un solo camino, una persona y una forma de hacer cualquier cosa. En el mundo psíquico, es normal que las personas pregunten: “¿Mi ex volverá?”, “¿Acepto este trabajo?”, “¿Qué debo hacer?”.
Mis respuestas suelen buscar el bien supremo de la persona. Un día, una persona me preguntó: “¿Qué quieres decir con “el bien supremo”?
Si también desconoces lo que significa este término, básicamente el “bien supremo” o “bien mayor” es lo que nos mantiene en nuestro camino espiritual: crecer, aprender y caminar constantemente hacia el propósito de nuestra alma. Es cuando el Espíritu está feliz porque estamos avanzando. Todos somos humanos y estamos aquí para aprender y crecer espiritualmente.
El termino “bien supremo” viene de la expresión en latín “Summum bonum”, pero no es de mi interés profundizar en temas filosóficos o religiosos, así que simplemente entiéndelo como: “tu mejor elección para el crecimiento espiritual y tu propósito real en esta vida”
¿Hay una sola posibilidad para mantenernos en este camino?
No. Y aquí es cuando mi trabajo se vuelve divertido, pero también bastante frustrante. Puedo decirte: “Sí, él regresará, pero estarás decepcionada. Hay otras dos posibilidades que están más alineadas a tu bien supremo”. Como humanos, escuchamos y nos enfocamos en “Él regresará” y desechamos las otras posibilidades que el Espíritu nos está presentando.
Tenemos la Puerta A: el reencuentro con la ex pareja que conducirá a la desilusión y no a un mayor crecimiento, o la Puerta B: la elección entre dos personas que te darán el tipo de relación que necesitas, y que te ayudará en tu aprendizaje. Entonces, ¿qué elijes? ¿El bien supremo o la misma vieja opción?
Los asuntos profesionales no son diferentes
Tengo una cliente que es increíblemente talentosa y le encanta filmar películas, pero está decepcionada por la falta de fondos y porque el público no ha recibido sus películas de todo corazón… Todavía.
Mi cliente había desarrollado internamente muchas opciones alternativas. Tuve que preguntarle: “¿Cómo te sentirías si renunciaras a tu filmación?” Y ella dijo que sentiría que una parte de ella había muerto. Por supuesto, ella se sentiría como un fracaso si se alejara del deseo de su corazón.
Se sintió bien decirle: “Sí, este es tu camino y recibirás apoyo. No te preocupes”. Era natural darle la opción de otras puertas, pero ella ya había decidido cruzar la puerta hacia su bien supremo.
Mi caso personal
Sería deshonesto si dijera que nunca escogí la “Puerta A” a pesar de que la “Puerta B” era mucho mejor para mi bien supremo. Cuando era muy joven, hice malas elecciones porque permití que mi ego me dijera lo que quería en materia de amor, carrera y asuntos personales.
Mis guías espirituales me decían lo que estaba en mi bien supremo y yo los ignoraba. Sé lo que es querer algo tanto que es imposible ver las otras posibilidades. Pero todas esas dificultades que viví me ayudaron a desarrollarme espiritualmente. Aprendí que en los asuntos espirituales no hay errores, simplemente caminos más largos.
Mi trabajo se vuelve difícil cuando tengo que decirle a alguien que obtendrán lo que su ego quiere, pero una vez más se sentirán decepcionados porque la situación no va a tener el resultado deseado.
Cuando se te presentan opciones, tu bien supremo puede no ser lo que pediste, pero es lo que necesitas: un regalo del Espíritu. No te enfades porque las cosas no funcionaron de la manera en que tu ego humano lo planeó. Echa un vistazo a la situación, déjala ir con gracia y ten fe en que lo que está en tu bien supremo vendrá a tu vida.